* Soneto con sed



Leyendo un libro, un día, de repente,
hallé un ejemplo de melancolía:

Un hombre que callaba y sonreía,
muriéndose de sed junto a una fuente.

Puede ser que, mirando la corriente,
su sed fuera más triste todavía;

aunque acaso aquel hombre no bebía

por no enturbiar el agua transparente.


Y no sé más. No sé si fue un castigo,

y no recuerdo su final tampoco

aunque quizás lo aprenderé contigo;


yo, enamorado, soñador loco,

que me muero de sed y no lo digo,

que estoy junto a la fuente y no la toco.



 

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