*Elegía lamentable

Desde este mismo instante seremos dos extraños
por estos pocos días, quien sabe cuantos años...
yo seré en tu recuerdo como un libro prohibido,
uno de esos que nadie confiesa haber leído.
Y así mañana, al vernos en la calle, al ocaso,
tu bajaras los ojos y apretaras el paso,
y yo, discretamente, me cambiare de acera,
o encenderé un cigarro, como si no te viera...




Seremos dos extraños desde este mismo instante
y pasaran los meses, y tendrás otro amante:
y como eres bonita, sentimental y fiel,
quizás, andando el tiempo, te casaras con él.
Y ya, más que un esposo será como un amigo,
aunque nunca le cuentes que has soñado conmigo,
y aunque, tras tu sonrisa, de mujer satisfecha,
se te empañen los ojos, al llegar una fecha.

Acaso, cuando llueva, recordaras un día
en que estuvimos juntos y en que también llovía.
Y quizás nunca más te pongas aquel traje
de terciopelo verde, con adornos de encaje.
O harás un gesto mío, tal vez sin darte cuenta,
cuando dobles la almohada con mano soñolienta.
Y domingo a domingo, cuando vayas a Misa,
de tu casa a la Iglesia, perderás tu sonrisa.

¿Qué mas puedo decirte? Serás la esposa honesta
que abanica al marido cuando ronca su siesta:
Tras fregar los platos y tender las camas,
te pasarás las noches sacando crucigramas...
Y así, años y años, hasta que, finalmente,
te morirás un día, como toda la gente.
Y voces que aun no existen sollozarán tu nombre,
y cerrarán tus ojos los hijos de otro hombre.

Y no me importa quien pase después por un sendero,
si me queda el orgullo de haber sido el primero.
Y el vaso que embriaga mi ilusión y mi hastió,
aunque este en otra mano seguirá siendo mío.

Por eso puedes irte mi pobre soñadora,
pues si el reloj se para no detiene la hora,
y tú serás la misma de las noches aquellas
aunque cierres los ojos por no ver las estrellas.










 

Design By:
SkinCorner